Esta realidad biológica, social, llamativa, evidente y reveladora de ciertas aseveraciones de la condición humana, puede serviros como punto de partida para asimilar en infinidad de ocasiones, determinados comportamientos que desborden vuestra capacidad interpretativa de la realidad que os envuelve.
Esto trae complicaciones de diverso tipo, como la diabetes, la obesidad, la cirrosis hepática o una hernia de hiato, pero en conjunto termina suponiendo uno de los siete pecados capitales, la gula.
Aquí entra a participar otra serie de connotaciones más subjetivas rayando el plano de la metafísica espiritual, como es el disfrute de darse un atracón con la satisfacción de no estar dejando nada para los otros, más que por la ricura de los manjares, tan solo por la avaricia de acapararlo todo, esto a algunas personas les produce un gustazo enorme rozando casi momentos de lujuria.
Pero bueno, de verdad es tán fácil controlar determinados asuntos con tan poquito recorrido? claro que sí, hombre, no es tan difícil. Mirad en los aeropuertos, que son estupendos recintos que garantizan la libre circulación de personas por todo el territorio europeo, y que con cuatro halcones bien adiestrados y colocados astutamente controlando el perímetro, son capaces de ahuyentar enormes bandadas de pájaros que también procuran volar libremente.
Los patrones básicos del comportamiento humano suelen acontecer de forma repetitiva. Aún así hay quienes tienen la capacidad suficiente de parecer siempre la misma persona, casi inamovible, y esta rigidez se desborda a la hora de digerir los malos momentos o celebrar desmesuradamente las alegrías. Pero también hay quienes atesoran la suficiente capacidad de reinventarse todos los días, de amoldarse con celeridad a la cambiante realidad que nos envuelve, así se adquiere la imprescindible compostura de vivir moderadamente las buenas celebraciones, y de responder con sobrada firmeza ante cualquier adversidad acontecida.
Me salen las cuentas, pero más acertadamente las cuentas involucradas con las cosas de la vida. Sobretodo partiendo del sabio ejercicio de apreciar minuciosamente aquellas visicitudes de valor incalculable que nos envuelven en lo cotidiano, y despreciar el amargamiento indigerible que acarrea la razón de plomo encadenada a montañas de cifras y de números rojos.
La vida se puede afrontar como una inexorable cuenta atrás de avatares y desdichas, desembocados a un feo e ineludible afeitado con guadaña, o por el contrario, podemos asomarnos a esto como una bonita suma de amaneceres que nos hacen acumular posibilidades de mejora, sentir una pequeña victoria existencial al superar cada día y tacharlo en el almanaque, disfrutando de saber que ha sido otro más que las dificultades no han podido con nosotros, esto es un gran ejercicio de sabiduría adquirida en la universidad de la vida, donde hay que saber doctorarse en aprender a disfrutar de todas aquellas pequeñas cosas que tenemos más o menos cerca, y nos reportan un feliz dopaje que no tardarán mucho en perseguir también, por la envidia que provocamos los pobres al vernos irreverentemente felices.
Aviso para navegantes. La barca sigue varada en la otra orilla. Está apuntalada en la arena. El cuaderno de bitácora tiene algunas páginas escritas. Quizás ya quedó claro que se puede serrar el mástil y plegar las velas, porque luego el viento es azaroso y te puede arrastrar lejos del destino previsto. La barca es grande de armazón robusto y artesano, incluso con un buen timonel lo que sigue haciendo mucha falta son más remeros. Los veleros estéticamente son más bonitos pero aquí lo suyo es llegar a buen puerto. Y para esto ahora durante largo tiempo tendremos que sentirnos condenados a galeras, y a cada golpe de remo sediento y mal alimentado, hay que resistir hasta arribar a ese puerto anhelado, que nos supone la abolición de nuestra esclavitud y el fin de la condena.
El Séneca
Esto trae complicaciones de diverso tipo, como la diabetes, la obesidad, la cirrosis hepática o una hernia de hiato, pero en conjunto termina suponiendo uno de los siete pecados capitales, la gula.
Aquí entra a participar otra serie de connotaciones más subjetivas rayando el plano de la metafísica espiritual, como es el disfrute de darse un atracón con la satisfacción de no estar dejando nada para los otros, más que por la ricura de los manjares, tan solo por la avaricia de acapararlo todo, esto a algunas personas les produce un gustazo enorme rozando casi momentos de lujuria.
Pero bueno, de verdad es tán fácil controlar determinados asuntos con tan poquito recorrido? claro que sí, hombre, no es tan difícil. Mirad en los aeropuertos, que son estupendos recintos que garantizan la libre circulación de personas por todo el territorio europeo, y que con cuatro halcones bien adiestrados y colocados astutamente controlando el perímetro, son capaces de ahuyentar enormes bandadas de pájaros que también procuran volar libremente.
Los patrones básicos del comportamiento humano suelen acontecer de forma repetitiva. Aún así hay quienes tienen la capacidad suficiente de parecer siempre la misma persona, casi inamovible, y esta rigidez se desborda a la hora de digerir los malos momentos o celebrar desmesuradamente las alegrías. Pero también hay quienes atesoran la suficiente capacidad de reinventarse todos los días, de amoldarse con celeridad a la cambiante realidad que nos envuelve, así se adquiere la imprescindible compostura de vivir moderadamente las buenas celebraciones, y de responder con sobrada firmeza ante cualquier adversidad acontecida.
Me salen las cuentas, pero más acertadamente las cuentas involucradas con las cosas de la vida. Sobretodo partiendo del sabio ejercicio de apreciar minuciosamente aquellas visicitudes de valor incalculable que nos envuelven en lo cotidiano, y despreciar el amargamiento indigerible que acarrea la razón de plomo encadenada a montañas de cifras y de números rojos.
La vida se puede afrontar como una inexorable cuenta atrás de avatares y desdichas, desembocados a un feo e ineludible afeitado con guadaña, o por el contrario, podemos asomarnos a esto como una bonita suma de amaneceres que nos hacen acumular posibilidades de mejora, sentir una pequeña victoria existencial al superar cada día y tacharlo en el almanaque, disfrutando de saber que ha sido otro más que las dificultades no han podido con nosotros, esto es un gran ejercicio de sabiduría adquirida en la universidad de la vida, donde hay que saber doctorarse en aprender a disfrutar de todas aquellas pequeñas cosas que tenemos más o menos cerca, y nos reportan un feliz dopaje que no tardarán mucho en perseguir también, por la envidia que provocamos los pobres al vernos irreverentemente felices.
Aviso para navegantes. La barca sigue varada en la otra orilla. Está apuntalada en la arena. El cuaderno de bitácora tiene algunas páginas escritas. Quizás ya quedó claro que se puede serrar el mástil y plegar las velas, porque luego el viento es azaroso y te puede arrastrar lejos del destino previsto. La barca es grande de armazón robusto y artesano, incluso con un buen timonel lo que sigue haciendo mucha falta son más remeros. Los veleros estéticamente son más bonitos pero aquí lo suyo es llegar a buen puerto. Y para esto ahora durante largo tiempo tendremos que sentirnos condenados a galeras, y a cada golpe de remo sediento y mal alimentado, hay que resistir hasta arribar a ese puerto anhelado, que nos supone la abolición de nuestra esclavitud y el fin de la condena.
El Séneca